Os comparto un caso real con mi hijo de 13 años.
Caso real con mi hijo pre-adolescente. Tiene miga. Contigo Desenredo..
Lo que pretendo es compartir mi experiencia para nutrir a quien lo desee recibir e invitar a la reflexión acerca de:Caso real con mi hijo pre-adolescente. Tiene miga. Contigo Desenredo
- El poder del grupo de iguales a partir de esta edad (la pandilla siempre tiene razón)
- El riesgo del mal uso y abuso de las nuevas tecnologías (que tengan internet a disposición, que descarguen juegos y aplicaciones sin control adulto, que lleven sus dispositivos a todos los sitios…)
- La importancia de educar desde el Respeto Mutuo cuanto antes (nunca es tarde), bajo los principios de metodologías como la Disciplina Positiva, que nos ayudan a conectar antes de corregir y a aprovechar los errores como oportunidades para aprender.
Estaban invitados a una tarde de cumpleaños. En un local de un pueblo cercano, con zona de juegos, parque e hinchables. Un lugar ideal para todos porque había niños desde 3 hasta 14 años.
Los más mayores, ya cansados de «juegos de pequeños» se arremolinan sobre un compañero que, móvil en mano, grita «¡un pokémon! ¡me da que hay uno aquí alrededor! ¡vamos a por él!»
Y sin pensárselo 2 veces salen del recinto, cruzan la carretera nacional, entran en una propiedad privada y después se van alejando por el pueblo. Claro está, todos cabizbajos sobre la pantalla del teléfono entre risas y la juerga propia de una pandilla de verano.
¡Riesgos a la vista!
Al salir a llamarles vienen y se les dice que el cumple se celebra en ese recinto y para estar en él es para lo que tenían permiso, que no deben salir de él y mucho menos sin avisar a ningún adulto, hablamos del riesgo de cruzar la carretera mirando al móvil, de la imprudencia de entrar en una propiedad privada, de la necesidad de vigilarles como cuando eran más pequeños, de la esperanza de que vayan mostrando más responsabilidad…
Ya en casa, le pregunto a mi hijo: «¿Porqué decidiste salir de allí sin avisar?»
«Porque iban TODOS»
«Hijo, entonces yo ¿En quién puedo confiar, en ti o en el «tú» que sigue a los demás aunque vayan a hacer algo que no se debe?»
«Creo que exageras Mamá, no creo que fuera para tanto…
o al menos yo no vi el peligro«
«Exactamente. Ahí está la clave hijo, por tu edad y falta de experiencia y madurez, es lógico que no veas el peligro. Por eso suelo estar cerca y pendiente»
Al rato se acercó a mí y me preguntó: «¿Me vas a castigar?»
«¿Castigar? ¿Porqué te iba a castigar si nunca lo hago? Lo que voy a hacer de momento es seguir quedándome donde estéis de fiesta para controlaros, hasta que vosotros vayáis demostrando más responsabilidad y podáis ir quedando solos… La verdad creí que ya podíais pero lo de hoy me abrió los ojos»
Fue a ducharse.
Cuando terminó se acercó a mi otra vez y con un beso me dijo:
«Lo siento Mamá»
«¿Qué es lo que sientes hijo?»
«Haber desobedecido»
«Si no te quisiera no te querría proteger ¿Entiendes?»
«Sí, si yo sé que siempre tienes razón pero…»
«Entonces ¿Porqué me dices con desdén que hago las cosas para fastidiarte?»
«Porque me siento mal y es como para defenderme»
«Te defiendes haciéndome daño»
«Lo sé, lo siento»
¿Veis la conexión?
Si yo me hubiera liado a poner castigos y dar sermones mi hijo no habría estado disponible para dialogar, reflexionar y sacar sus propias conclusiones desde el respeto. Se habría apartado ya en la segunda pregunta o frase y habría dejado de escuchar con intención de resolver.
Merece la pena mantener sana la conexión.
Desde ella y con calma es como se resuelven en positivo los problemas y cualquier situación que se presente.
Esto con 13 años recién cumplidos nos despeja el camino hacia delante para ir entrenando (ambos) el cómo vamos a resolver el resto de lo que venga.
Fijaos en el poder absoluto de un «¡VAMOS!» o de por ejemplo un «A ver quién se atreve a…» porque son peligrosos para los niños o chavales que no tengan criterio propio, por eso es importante empoderarles y que se sientan capaces, que sepan tomar decisiones aunque a veces se equivoquen (así se aprende de verdad) y que se sientan apoyados y acompañados ante un error que cometan.
Podéis ver también ese recurso del que tanto me gusta hablar:
«DEJAR DE DAR ÓRDENES Y BLOQUEAR para EMPEZAR A PREGUNTAR, A INVOLUCRAR EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES ACTIVANDO EL MECANISMO DE GENERACIÓN DE RESPUESTAS»
Por supuesto que a nadie, y mucho menos a un adolescente, le gustan los interrogatorios pero aquí me refiero a preguntas de curiosidad desde el respeto: ¿Qué se te ocurre para?, ¿Cómo podrías?…
Si tú ESTÁS EN CALMA, si sabes escuchar y eres honesto transmitiendo tu mensaje de amor hacia él, seguro que estará dispuesto a hablar y a escuchar también. Se debe propiciar el momento, no forzarlo, la calma ayuda también a esperar.
Os invito a ver más ejemplos de casos reales en mis publicaciones a través de Facebook en «Contigo Desenredo» y a comentarlo con vuestros amigos y familiares para que se animen a suscribirse desde mi web www.contigodesenredo.es y puedan recibir boletines interesantes como este, siempre relacionados con la Educación Respetuosa, directamente en su correo electrónico (recuerda que es gratis) 😉
Me despido hasta otro rato, volveremos a compartir vivencias enriquecidas con Educación respetuosa y Disciplina Positiva.
¡Un abrazo!
Voy a darles un achuchón antes de que se duerman…
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Contigo Desenredo