En cada situación con nuestros hijos (o alumnos) el desenlace dependerá de nuestra actitud adulta (recepción y reacción ante la actitud del niño o adolescente).

Cuando nos centramos en temas tan personales como los relacionados con su propio organismo debemos saber que la «pelea» no tiene sentido. Nunca. Si depende de su cuerpo ellos tienen la última (y más sabia) palabra.

Son 3 los aspectos físicos en los que no debemos intentar imponer nuestro criterio (o interés socio-cultural): alimentación, sueño y control de esfínteres. Principalmente estos, aunque yo añado también los relacionados con las emociones (intentar que sea buen amigo de los hijos de tus amigos/as; que perdone sin estar convencido; que sea, más que cordial y educado, simpatiquísimo con esa vecina del 3º; que se muestre interesado por esa asignatura que a ti tanto te gustaba…), hay aspectos de si mismo que él mismo decidirá y eso es como debemos respetarlo.

Entonces, si no come, si no consigo dormirle… ¿qué?

¿Qué crees?… ¿que tu hijo pasará hambre y no te pedirá comida cuando la necesite realmente (no cuando «sea la hora de comer»)?, ¿que tu hijo pasará sueño a propósito por llevar la contraria a ese libro de crianza del que tanto te fías?, ¿que tu hija enfermará por no comer todos los días 5 veces al día?…

Supongo que la clave está en el  preciso momento en que, mentalmente, decides coger los guantes de boxeo, ajustártelos y pelear: Porque hasta que no acabe la merienda no salimos  a jugar, porque hasta que no se duerma una siesta tú no descansas, porque …. ni lo sabemos. Porque nos metemos en la cabeza que ser «buenas madres» o «buenos padres» es hacer que cumplan con los patrones establecidos en las reglas para la mayoría.

Uno de los grandes errores de nuestra sociedad es intentar que seamos corderitos, que después de haber sido cortados por el mismo patrón, debemos actuar de forma semejante y no  desentonar ni descuadrar los cuadrantes establecidos.

     La individualidad nos diferencia y nos enriquece.

Los percentiles de crecimiento en peso y talla para niños y niñas en España están diseñados para controlar cómodamente esos factores, pero todos conocemos niños delgadísimos que gozan de salud y energía como el que más.

Se duerme cuando se tiene sueño, como hacemos nosotros (y cuando al mismo tiempo tienes el entorno apropiado para hacerlo, sin sobre-estimulación, presión, acoso…). ¡¿TE IMAGINAS TENER JUNTO A TU CAMA A ALGUIEN QUE TE GRITA: ¡QUE TE PONGAS A DORMIR YA!?… 

     Mi consejo: DEJA QUE DECIDAN SOBRE ELLOS MISMOS. Limítate a acompañarles. Lo único que tú vas a poder decidir es: NO COGER LOS GUANTES y así NO PELEAR.

     Relájate y si tu hijo es «mal comedor» cambia vuestros hábitos en casa: me refiero a, por ejemplo, deja siempre algo de comida sana a su alcance y así, cuando necesite comer algo, él mismo podrá cogerlo (aunque no sea «a la hora» de comer). Relájate si no se duerme cuando tú crees que debería dormir… si te relajas tú le permites relajarse (igual se duerme) y además te evitas un rato de pelea y angustia que, si al final no se duerme, es malo para ti y para él. Relájate si no es el mejor amigo de Pablito el hijo de Elena, que piense lo que quiera, quizá no es la persona con la que más a gusto se siente (¿quién elige tus amigos?).

Reláaaajate. Disfruta de sus diferencias.

Tu hijo es único y sólo le entenderás y disfrutarás plenamente CUANDO DECIDAS NO PELEAR.