Cuando el padre o la madre dicen «No puedo, yo no soy capaz»

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Cuando el padre o la madre dicen "No puedo, yo no soy capaz"
Cuando el padre o la madre dicen «No puedo, yo no soy capaz»

Perseguimos hijos capaces, seguros de sí mismos… ¿y qué modelo reciben en algunos casos?

Surgió, a la salida de un taller con padres y madres, una conversación entre compañeros, varios adultos hablábamos sobre las personas que, aún reconociendo que están mal a gusto en la empresa en la que trabajan y que les encantaría cambiar o ponerse por su cuenta, siguen «aguantando marea», desalentados, resignados, justificando el evitar el riesgo con razones como la necesidad de tener un sueldo fijo o que no van a dejar tirado al jefe ahora…. y dicen (se dicen ante todo):

Que no, que no, que yo no soy capaz, no puedo.

Cuando el padre o la madre dicen "No puedo, yo no soy capaz"
Cuando el padre o la madre dicen «No puedo, yo no soy capaz»

Adultos que no se sienten capaces, que no valoran sus habilidades, que sienten inseguridad y se estiman poco a si mismos.
Los hay. ¿Podemos evitar que los haya?

En cierta medida sí a medio y largo plazo. ¿Cómo? Poniendo en práctica con los hijos y alumnos todo lo aprendido sobre CAPACITACIÓN en los talleres .
#DisciplinaPositiva es capacitar (desde el aliento diario, para que el niño y el joven crezcan sabiendo que sí son válidos, empoderando, agradeciendo cada intento y cada proceso), es desarrollar desde hoy las habilidades de vida que deseamos dispongan cuando sean adultos.

Capacitar no es algo que se consiga desde el control externo, sentirse capaz implica practicar en la responsabilidad individual hasta el punto de poder decidir «sí, yo soy capaz, lo voy a intentar», y para practicar en responsabilidad necesitamos oportunidades para hacerlo, desde niños, pudiendo tomar decisiones acerca de temas relacionados con nuestros gustos, nuestras rutinas y con la organización del grupo (familia, aula…). El control externo incapacita, anula las oportunidades y genera juicio de valor.
¿Qué es el control externo? pues hacer uso de herramientas (¿educativas?) con la intención de modificar un comportamiento y que derive hacia como nosotros deseamos que sea. Las herramientas más conocidas son: el PREMIO y el CASTIGO. Esto es control externo de la conducta. También la amenaza, el chantaje… Ninguna de ellas permite que el individuo decida «voy a hacer las cosas como debo para ser respetuoso en sociedad y conmigo mismo, voy a hacer las cosas bien porque me siento mejor yo mismo así, voy a hacer esto porque me siento capaz», al contrario: «Voy a hacerlo así porque si no… me castigarán sin TV, me castigarán sin recreo, no me dejarán salir el viernes, se enfadará mi pareja, o ¡no cobraré mi nómina a fin de mes y me echarán del trabajo!»

El individuo necesita practicar el AUTO-CONTROL en un entorno seguro, entre adultos confiables que toleran el error y acompañan a aprender de él, que alientan a seguir intentándolo, que valoran los esfuerzos y no los resultados, también las diferencias, que agradecen cada intención de aportar, que permiten a cada uno sentirse útil… Así se van desarrollando personas CAPACES, que se sienten CAPACES de lo que necesiten hacer o les esté latiendo.

Dar ALIENTO es una de las herramientas más poderosas. Recuerda el artículo en el que te pregunté «¿Educas con peras o con pasteles?»

Ahí tienes claras las diferencias entre Alentar y Alabar o Elogiar, porque para sentirnos capaces no necesitamos solo que nos digan lo guapos que estamos o lo genial que lo hacemos todo… seguramente sería hasta falso, necesitamos aliento diario, que no falte en nuestro equilibrado menú educativo, aliento cada día para cada persona, sin juicios de valor, sin «bien» y «mal», sin pastel… al final empalagan y no ayuda, nos dan falsos «subidones» que solo sirven para caernos desde más alto aún.

CAPACITAR es acompañar a que se sienta capaz de verdad, honestamente, conociendo sus limitaciones y sus potencialidades, transformando sus debilidades en fortalezas para poder construir juntos sobre ellas. Es llegar a CONFIAR en ti mismo y en tus capacidades. Es valorarte (evitando caer en el hedonismo que podría generar el educar con pasteles, claro, no eres el mejor de los mejores, puedes disfrutar de ser quien eres sin necesitar medirte) para sentirte seguro ante los nuevos retos o tus nuevas necesidades. No es obligatorio salir de la zona de confort, es que puedas salir si tú lo deseas.

CAPACITAR, ALENTAR, CONFIAR EN UNO MISMO
Confía en ti. Entrena tus capacidades. Valórate. Así podrás transmitírselo a hijos o alumos.

Recomiendo este material que con cariño he diseñado para vosotros, padres y educadores: «Las Tarjetas de Virginia». Son 40 tarjetas con 40 recursos Eficaces de Educación Respetuosa, pistas claras para acompañar a hijos y alumnos desde el respeto mutuo y capacitando.

Revisa ahora si tú te sientes capaz, qué ocurre cuando tienes dudas, cuando te planteas posibles cambios, revisa las excusas o justificaciones que encuentras cuando el miedo y la sensación de incapacidad te pueden… ¿qué estás transmitiendo a hijos o alumnos? ¿qué habilidades tuyas puedes potenciar y qué capacidades puedes entrenar? 😉

Virginia García, www.ContigoDesenredo.es