Me inquieta la idea de que una mujer-madre a menudo diga: «Si es que con el padre parece que tengo un crio más en casa». Esto está pasando. 🙁
Mi pregunta como mujer es: «¿Por qué?» y mi pregunta desde la Disciplina Positiva es: «¿Para qué?«. ¿Para qué actúa así o porqué? son las preguntas que debemos atender y entender si lo que pretendemos es que ESTO* deje de pasar.
*Tener que hacer todo por ellos, amortiguar con la permisividad sus ataques autoritarios, estar siempre disponibles por si necesitan algo, recoger sus cosas, soportar sus hobbies…
Yo aplico el cuadro de Metas Equivocadas igual que con los niños o adolescentes, no porque crea que lo son sino porque reconozco que actúan, muchas veces, con llamadas de atención hacia la mujer-madre-de-sus-hijos.
En esa tabla encontramos 4 opciones que definen a grandes rasgos la actitud del hijo (marido en este caso), y que son:
- 1) Reclamando una atención excesiva («qué cansado estoy», «¿qué hay para cenar?», «¿compraste esto y aquello?», «mira lo que le pasó a fulanito», «prepárame lo de ir a pescar»…)
- 2) Ejerciendo el poder («pues ahora digo yo que no y no va nadie, y punto». «Apaga esa radio que ahora empieza el partido». «Ponme un bocadillo y una lata fría que no sé a qué hora volveré». «Habla con la maestra a ver qué es lo que está pasando»…)
- 3) Buscando venganza («Se queja de que no paro en casa, pues por no estar oyéndola rutar ahora voy a parar menos!». «¿Que no fume? pues fumo cuando no me vea». «Si no puedes ver la película pues oye, yo no pude ir a echar el partido tampoco», «si querías tener hijos ahí los tienes, ahora mira por ellos»…)
- 4) Asumiendo incapacidad («¿No me dices siempre que total para qué lo hago si lo hago mal? pues entonces hazlo tú y así queda siempre como a ti gusta!». «Mira a ver qué le pasa al crio que a mi ya me saca de quicio»…
Bien, cuando encontramos una de estas actitudes nos ponemos en guardia y vamos «a saco» a juzgar y corregir. ¡Sí! ¡es que somos tremendas! Lo que solemos hacer es:
- 1) Buscar razones (obvias para nosotras) por las que podamos llamar la atención más que ellos
- 2) Decirles BASTA! a lo que hacen, lo que proponen o la forma en que lo dicen (sobre todo si se dirigen a nuestros hijos) y demostramos que el poder último es nuestro
- 3) Intentar que su venganza no sea eficaz, no tenga el efecto que él desea, y así NOS VENGAMOS nosotras.
- 4) Los damos por un caso perdido y hacemos las cosas a nuestra manera, y si quiere que participe de la familia y si no que lo deje. O sea, asumimos nuestra incapacidad de cambiarlo a él.
¿Lo veis? Pasa igual que con los hijos!!
Tenemos, las «mujeres-madres-de-sus-hijos», un programa mental activado que nos hace perder la visión y entrar en uno s bucles de errores que nunca terminan de resolverse, tenemos que terminar apoyándonos en «Cuadros de Metas Equivocadas» para aprender a ver lo más importante: que debemos dejar de pelear por la conducta y necesitamos empezar a pelear por la NECESIDAD, porque toda conducta tiene un mensaje tácito, oculto, que los estereotipos sociales y jerárquicos, y el orgullo, no nos dejan ver.
Así, respetando el orden de actitudes que estamos viendo, el mensaje oculto tras cada tipo de conducta es, a grandes rasgos, algo muy parecido a:
- 1) «DATE CUENTA DE MI. INCLÚYEME DE TAL FORMA QUE ME SIENTA ÚTIL»
- 2) «DÉJAME AYUDAR. DAME OPCIONES. YO TAMBIEN QUIERO SER PARTE DE ESTO»
- 3) «ME SIENTO DOLIDO. VALIDA MIS EMOCIONES, SON CIERTAS»
- 4) «NO TE DES POR VENCIDO CONMIGO, MUÉSTRAME LOS PEQUEÑOS PASOS QUE PUEDO IR DANDO»
…Así es, nos necesitan. Y nosotras que somos tan capaces, tan creativas, tan organizadoras, tan empáticas, tan listas y tan pillinas (estamos leyendo esto con curiosidad porque se titula «exclusivo para hombres») sabemos que estos mensajes ocultos son sobre los que podemos enfocarnos para ayudar y mejorar.
¿Os dais cuenta? Lo mismo que aplicamos con nuestros hijos lo podemos aplicar con nuestros hombres-maridos. Y, por supuesto, ellos lo pueden aplicar con nosotras. 🙂
Igualmente extensible a la relación entre profes y alumnos, entre compañeros, de entrenador y equipo, entre jefe y empleados (y viceversa!)… es decir, que lo único que necesitamos es estar dispuestos a ayudar (en vez de juzgar, etiquetar y acomodarnos) y preparados para atender las necesidades que hay detrás de cada conducta.
No olvidemos que TODOS buscamos nuestro sitio, y poder tener cubierta esa NECESIDAD DE PERTENECER al grupo social en el que nos movemos.
Feliz Día del Padre. Nos vemos en los talleres!!
PADRES EMPODERADOS, HIJOS EXITOSOS