Aprovecho una experiencia personal para evidenciar como La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada» hacen que sean los alumnos los que paguen el pato de la rigidez de currículo, de la falta de escucha activa o del encorsetamiento en viejos métodos que mantienen algunos docentes.
Como cada final de curso escolar (bueno, este año surgió en el casi inicio del siguiente) le pregunto a mis hijos:
«De estos trabajos escritos de clase… ¿Cuáles os gustaría guardar como recuerdo de esta etapa?»
Y en el desván, en caja bien cerrada, protectora, se acumulan muestras de los trabajos realizados sobre papel (el resto se los llevan en el alma y en la práctica diaria, otros ni siquiera lo habrán «cogido» y se habrán quedado deambulando por el aula hasta que alguien los decida recibir).La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada
Hemos mejorado en el aspecto de que mis padres guardaban TODO de cada curso como tesoros de valor incalculable, nosotros sólo guardamos una representación para recordar cómo escribía, cómo redactaba, cómo dejaba fluir su imaginación y capacidad resolutiva, en qué momento alguien decidió introducir nuevos conceptos matemáticos en su haber, etc.
Lo sorprendente de esta ocasión, y que DA LUGAR A ESTE ARTÍCULO Y LA POSTERIOR REFLEXIÓN, ha sido que uno de mis hijos, ante su cuaderno de «Lengua Española», reacciona respondiendo:
«¿Para qué quiero yo guardar esto, para ver toooodo lo rojo que tenía que poner Fulanito?… A mi no me interesa recordar esto«
Y mi pecho se estremece sintiendo que soy cómplice (y realmente responsable) de que mi hijo esté pasando por esto.
¿Qué necesita un niño de 8 años en el siglo XXI? La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada
Yo lo tengo muy claro y en cada curso o taller lo divulgo: Atención, Oportunidades, ¡Tiempo libre! pero libre de verdad, para explorar y equivocarse, Sentir Pertenencia, Ser Validado, Aceptación, Risas, Mimos, Hogar, Armonía… y no me salen en ningún momento conceptos como CONTROL EXTERNO ni PROTOCOLO ni CORRECCIÓN ni QUE LE RESALTEN LOS ERRORES y tapen así el resto que se supone que está COMO ESPERABAN DE ÉL.
Reconozco que me da miedo, inseguridad, muchas dudas… el desescolarizar y lanzarme con el Homeschooling.
Entonces cada nuevo inicio de curso tengo la esperanza puesta en que, a la puerta del aula (que hablo de una escuela rural, donde hay 10 niños en el aula de primaria), aparezca un docente vocacional, abierto a las oportunidades, con amplio campo de miras, con habilidad para escuchar de forma activa y así poder seguir los intereses de esos «sus» alumnos, capaz de salirse del encorsetamiento de los libros de texto, capaz de vivir y compartir la vida dejando un recuerdo agradable y de admiración entre el grupo durante muchos años, de recibir y aportar.
Y me la juego. Cada curso igual. Porque puede que aparezca o que no.
Al ser empática y abierta puedo sentir COMPASIÓN (que no lástima ni pena) al entender que quien es de una manera es porque la vida hasta ahí le ha llevado. Y también puedo sentir compasión por los alumnos que comparten tiempo con esa persona porque confío en que ellos son parte de esa vida y algo bueno aportarán. El reto es que esté preparado para RECIBIRLO e implementarlo.
Era aún Septiembre cuando este hijo lloró porque tenía que copiar tantas veces aquellas palabras que no había sabido escribir correctamente. Miré su cuaderno y sus ojos me lo decían con suficiente claridad: «No es justo»
Exactamente cumplía todos los requisitos para considerarse CASTIGO pero estaban muy habituados a hacerlo tras cada dictado. («DICTAR»…me suena a DICTADOR)
Al día siguiente pedí cita con el maestro, intentando que me explicara cuál era el objetivo didáctico que perseguía con aquella dinámica: Marcar el error de forma bien visible (como me lo marcaban a mi hace 30 años, con los mismos sentimientos ligados) y hacer repetir durante 3 ó 4 renglones la palabra errada en ortografía.
A la imagen me remito. La página de la izquierda muestra la «tarea» de aquella tarde de lágrimas, que lo que menos conseguía era que el niño estuviera tan atento a la escritura como para recordar la próxima vez la caligrafía correcta.
Una tarea en la que el niño era mero actor, con un guión dado en el que no cabía decisión ni participación.
La «V» del margen nos da a entender que el hombre fue responsable, comprobando al día siguiente que se había cumplido su orden. Pero, si os fijáis en las copias, para nada comprobó si el alumno realmente estaba atento a hacer copias correctas como él esperaba. Entonces… ¿La «V» significa: «OK. Correcto. HA OBEDECIDO«?
Mi reunión con él dio frutos:
- La página de la derecha tiene fecha de 5 días después y se ve cómo ha permitido la participación activa del alumno en la tarea, dejando sólo un renglón para las copias y pidiendo la redacción de una FRASE QUE CONTENGA LA PALABRA ERRADA, y…
- Evitaba mirarme cada vez que salía a la puerta en la hora de la llegada y de la salida.
Seguía habiendo «castigo» pero más llevadero. Mi hijo al menos sintió alivio. Que a mi me evitara demostraba que no estaba preparado para recibir opiniones, consejos ni crítica constructiva sobre su labor docente.
¿Qué pretenden con estos métodos?
La situación se reavivó cuando este mismo niño comenta en casa que un día el tuvo un 5 en un examen de «Cono» (Conocimiento del medio natural). Nunca damos importancia a las notas numéricas como objetivos académicos pero aquello llamó nuestra atención.La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada
«Yo creí que me iba a poner 7,5 pero me puso un 5. Yo lo hice muy bien, sólo que no sabía hacer un ejercicio»
«¿Sabes que cuando no entiendes algo puedes levantar la mano para que se acerque el profe y preguntarle tus dudas?»
«Sí, pero sólo me contestó: «Vuelve a leerlo con más atención»»
«¿Y lo volviste a leer?»
«Síiii, pero seguía sin entender lo que tenía que hacer»
«Si quieres podemos pedirle que una tarde nos enseñe el examen y vemos qué dificultades tenías, para que no te pase en el siguiente»
«No, no quiero porque se va a enfadar conmigo si vamos»
«No debería pasar eso, lo vamos a intentar. Sabes que podemos hacerlo con respeto.» La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada
Y fuimos. La primera impresión fue esta: él estaba tenso, el niño inseguro y el folio era triste (una fotocopia gris, con respuestas en lápiz gris y lleno de marcas rojas como las de la libreta). El rojo quiso alterarme pero practicando auto-control y siendo compasiva pude empezar a comentar y ver los textos del examen.
El rojo resaltaba alguna B en el lugar donde había V, alguna LL donde había una Y y cosas similares y totalmente aceptables para un niño que practica y está APRENDIENDO.
Lo chocante fue ver cómo, bajo cada respuesta, resaltaba un texto de puño y letra del maestro, que reproducía fielmente el contenido del libro de texto (y que él defendía como «lo que habría sido una respuesta correcta» y que para eso les decía que debían estudiar)
¿Que quéeeeee?
«Disculpa, ni siquiera un alumno de 12 años sería capaz de dar esas respuestas tan fieles al libro. Además sólo demostraría tener aptitud para memorizar no el haber aprendido, entendido y asimilado los contenidos»
Esta fue su respuesta:
«La vida es dura. El instituto está a la vuelta de la esquina y tiene que ir preparándose para sufrir»
¿Que quéeeee?
«¿Me estás diciendo que los niños de 8 años tienen que sufrir porque más adelante van a sufrir seguro y más?… No sé que hacías tú, o que te hicieron hacer a ti, con esa edad pero queda evidente que no han dejado que disfrutaras de la etapa como necesitabas.
Lo siento tanto… aún muchos niños pasarán por tus manos y sería precioso que pudieras disfrutar viendo otras opciones en las que ellos aprenden disfrutando y tú disfrutas acompañándoles. Me ofrezco para ayudarte en lo que necesites si lo quisieras.»
Lo que remata con un tajante y despectivo: «Bueno, si quiero cursillos ya me los buscaré yo»
En fin… A partir de ahí sí que ya me evita la mirada y la conversación hasta fin de curso.
No era el momento, no estaba preparado para recibir. La rigidez de su método se apoderó de él y de su actitud de respuesta.
Entonces, podemos entender mejor ahora el que, si sus objetivos son que se cumpla con el orden, la disciplina autoritaria, el control, la jerarquía, el cumplimiento recto de las programaciones, la consecución de notas altas para su valoración en expediente de resultados… Mucho de ello no lo estaba consiguiendo y, además, se estaba perdiendo una parte hermosa de su propia vida, y todo por DEMOSTRAR a los demás.
No quiero que mis hijos tengan que demostrar a nadie, que hacer porque a otro le guste lo que hacen, que esperen siempre su aprobación o, lo que es peor, corrección. Prefiero que sea su auto-motivación la que les empuje a ser y a avanzar.
Formalidad y puntualidad (como se puede ver en la siguiente imagen) pueden convertirse para el niño en una verdadera putada… Una PuTualidad.
La rigidez de currículo y las altas expectativas de un adulto pueden generar niños desmotivados, frustrados, que deciden equivocadas formas de actuar (no aceptadas socialmente) para sentir IMPORTANCIA y PERTENENCIA. Para sentir que SON y que ESTÁN.
Mi lágrima salió cuando leí la última frase que mi hijo escribió para completar esta tarea.
Sí, es importante tener una base de cultura general, pero son los métodos poco o nada respetuosos los que acaban con la creatividad, con la personalidad en esencia, de muchos niños y jóvenes. Que crecen con la presión de las expectativas adultas, de prepararse para una vida … ¿Qué vida? ¿La que se están perdiendo ya?
Deseo que mis hijos, y como ellos todos los niños del mundo, puedan SER FELICES CON LO QUE ELLOS HAYAN DECIDIDO HACER.
Este artículo nos acerca a temas como «La relación familia-escuela«, «El trabajo por proyectos«, «Los centros de interés«, «La capacidad adulta para recibir consejo» porque todos lo damos pero ¿Cuántos estamos realmente preparados para recibirlos en positivo y agradeciendo el esfuerzo del que lo da? y el ansiado «Cambio de paradigma» que surge y se abre camino para goce y disfrute de todas las generaciones venideras.
Suficientes reflexiones por hoy.La «puTualidad» y algunos falsos objetivos de la educación reglada
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Gracias por compartirlo.
Virginia García
Contigo Desenredo