Yo era la niña que nunca quería platos «de cuchara» y protestaba a mis padres diciendo con lengua de trapo: «¿no hay nada de «fritir»?»,
yo era la niña que armaba queja por una ropa concreta (o zapatos o lo que fuera) si no era lo que yo elegía y si era heredado como casi siempre,
yo era la niña que incomodaba a mis padres y hermanos cuando me mordía las uñas, que era continuamente,
yo era… yo soy la madre que revive todo con unos hijos que si uno protesta por la ropa heredada el otro muerde sus uñas con tensión nerviosa y quiere platos sin salsas ni caldos, vamos, «de fritir»,
yo soy la madre educadora que me pregunto:
¿Porqué la vida nos hace esto? ¿qué finalidad tiene? ¿no será un castigo, no? porque yo divulgo una educación respetuosa sin castigos y no me hacen gracia las venganzas 😉
Yo soy la mujer que acepto que un hijo tenga un hábito de morderse las uñas y se gestionarlo desde la calma, que reorganizo los planes de cocina por preparar algo que nos guste a todos, que al principio de cada temporada le compro al pequeño una camiseta chula «para que tenga ropa nueva elegida por él», yo soy esa, otra como cada una de vosotras que cada día encuentra cosas nuevas en el camino de ser madre, y es más, de ser «la mejor madre del mundo»…que nos lo dicen cuando están «de buenas» 🙂