Antídoto para frases taladrantes

Raro sería proponer un plan familiar a un hijo adolescente y no oir algo como: «¡Yo me piro! …¡Paso de este rollo!»

En nuestra casa dejó de haber gritos cuando yo dejé de gritar, dejó de haber peleas (luchas de poder) cuando nosotros decidimos buscar alternativas y dejar de pelear (recuerda que tú seleccionas tus batallas diarias. «Mis croquetas son cuadradas»), no se manda hacer la tarea de clase desde que  aprendimos otra forma de desarrollar en ellos  responsabilidad y auto-control, no se oye esta frase del título, taladrante para oídos adultos, desde que conocemos las características de los adolescentes, las aceptamos y dimos prioridad a mantener sana la conexión con ellos.

No vengo a presumir. Quiero dejar patente que lo que nos parecería idílico puede ser real 100%.

¿Cómo? Poniendo de nuestra parte. Lo tengo claro, cristalino.

 

Primero reconocer que somos imperfectos (como padres, como adultos, como personas) y que podemos mejorar en aspectos tan importantes como es la forma de educar o de relacionarnos con nuestros niños y jóvenes.

Segundo buscar la información que necesitamos tener previa (cómo funciona el cerebro del niño, del joven y del adulto; cuáles son las características físicas y psicológicas de los adolescentes; cómo funciona un adolescente y porqué…)

Tercero formarse, aprender recursos prácticos nuevos con base teórica sólida, conocer y poner en práctica las herramientas de la educación respetuosa.

Cuarto cambiar nuestro paradigma, nuestro estilo educativo. Lo que no funciona y además daña ¡fuera!: dejar de pretender tener el control y empezar a crear un orden, una armonía familiar imprescindible para la convivencia.

Vamos al ejemplo…

Llega el viernes. Todos los viernes les viene a visitar la Tía Antonia. Una tía que no es tía, que es tía de la madre, y que tiene muchas bolsas de «basura emocional» cargadas a su espalda (la chepa es visible).

Cada fin de semana pasa a verles, tomar café, charlar, echar una roncadita en el sofá, soltar una batería de preguntas que se repiten en cada visita («¿Qué tal en clase esta semana?, ¿Hoy no vais a entrenar?,  ¿Cuándo vas a dejar de crecer? ¡tu padre no gana para deportivas nuevas contigo!…) y recordar anécdotas antiguas.

Según cómo lo miremos…

Esto puede ser una visita entrañable, agradable en tardes de otoño o invierno, con un  olor a café caliente e incluso risas escuchando esas raras anécdotas e historias de otros tiempos.

Según como lo miremos porque DEPENDERÁ DE NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO el cómo reaccionemos.

Y si los hijos son pequeños estarán por alrededor de los sofás jugando y haciendo ruido, pero si son adolescentes… ¿Cómo estará su estado de ánimo?

Vamos al grano…

Los adolescentes tienen como características, entre otras muchas (de ahí que la transformación sea tan importante) el cambio de humor (hormonalmente son adolESCENTES eferevESCENTES y ese «burbujeo» no lo controlan ni ellos), el dar preferencia absoluta al GRUPO DE IGUALES frente a la familia (lo que digan los colegas va a misa, papá y mamá aquí están sobrando, sobre todo si no hacen más que poner faltas, corregir, juzgar, prohibir y soltar sermones) y la inquietud por vivir «aquí y ahora».

Ese chico tiene un amigo (o una amiga) del verano al que ahora solo ve los fines de semana. Está deseando que llegue el viernes por la tarde para salir corriendo (como manda su natural patrón genético) pero que oye la voz de su madre diciendo: «Hoy no hagáis planes que viene la Tía Antonia y quiere veros»

¿¿QUÉEEEE?? …»¡Yo me piro! …¡Paso de este rollo!»

«¿Cómo que te piras? Tú te pirarás cuando yo te diga, y no andes con chorradas que a lo mejor no te piras ni ahora ni en todo el fin de semana ¡caramba! Con lo mayor que está la pobre, hace el esfuerzo de venir a veros, os quiere un montón y vosotros, egoístas, queréis iros por ahí a correr. De eso nada, ya tendréis otro día para salir, hombre»

Bueno, pues así es la cosa. Está haciendo su papel de madre controladora,  que se siente obligada a atender a su tía y a transmitir a sus hijos la importancia de esa dedicación (a ver si con suerte salen cariñosos y respetuosos, que valoren las experiencias de los mayores, que se lo dicen todo por su bien). Ella que, quizá hoy, también preferiría que la tía no viniese  pero que sabe disimular como la mejor y traga.

Lo que ocurre es que…

si le habla a su hijo así «Por su bien» debería replantearse la situación de desconexión que se está generando entre ellos;   lo que ella decide «tragarse» se lo está «vomitando» a los hijos sin darse cuenta: inconformidad, falta de honestidad para decir «Tía, el próximo viernes no estaremos en casa, mis hijos saldrán a jugar y yo me iré a tomar el café con Sandra, la de pilates»;  ejerce control sobre sus propios hijos (sobre todo el adolescente, porque estos se creen que lo saben todo y van de prepotentes cuando todavía son unos pipiolos…hay que estar encima) y una gran falta de ACEPTACIÓN.

Todos fuimos adolescentes¡Yo me piro! …¡Paso de este rollo!»

Tenemos ventaja y no la usamos. Me refiero a que fuimos efervescentes, sentimos como ellos sienten hoy, y no nos paramos a recordarlo para jugar limpio ahora con ellos.

Necesitan sentir que son libres (ir practicándolo al menos), pero también que pertenecen al grupo familiar. Si no sienten pertenencia y que son importantes el  hogar  pasa a segundo plano (ya lo hace en momentos cuando el grupo de amigos está cerca).

El éxito de esta madre ( y de este hijo) sería…

que, partiendo de las necesidades de las 3 partes (madre, hijo y situación «visita») pudiese estar disponible para crear un acuerdo:

«Hijos, esta tarde vendrá la Tía Antonia a vernos. Supongo que también hoy llegarán vuestros amigos ¿no? ¿Cómo podemos organizarnos para que pueda veros y vosotros podáis salir?»

¡¡¡¡Aplausoooooo!!!!

Entonces esa mamá triunfa porque genera CONEXIÓN. El adolescente triunfa porque es TENIDO EN CUENTA y entonces se mostrará dispuesto a colaborar:

«¿A qué hora vendrá la tía? yo hasta las 6 no quedo con nadie así que la veo un poco y después marcho ¿vale?»

Genial.

Dan las 5:15 pm.«¡Yo me piro! …¡Paso de este rollo!»

«DING-DONG»

El Hijo: «Hola Tía Antonia, ¿qué tal? deja que te ayudo, ven sube»

La Madre: «Hola Tía ¿Qué tal? ¿qué te duele aún la pierna de la caída?»

La Tía: «Hola hijos, hola. Sí, me está dando la lata bastante. Qué guapo y qué mayor estás chiquillo. ¿Qué tal la semana en las clases?»

Hijo: «Bien Tía, todo bien. Ahora voy a salir con los amigos que llegan de fin de semana»

Madre: «Sí, que salga y que disfrute ahora que es joven, que llevan toda la semana cumpliendo y necesitan airearse. Qué nos quiten lo bailao ¿verdad Tía?»

Tía: «Pues claro que sí sobrina, cada cosa en su momento. No querrás que estén aquí metidos escuchando todos los viernes los chismes de esta vieja ¿No?»

¡¡¡Jajajajaja….!!

¿Te gustaría a ti aprender recursos como la escucha activa, el no tomarse las cosas como algo personal, el auto-control… y la forma de desarrollar en tus hijos habilidades como auto-disciplina y responsabilidad?  ¿Te gustaría dejar de controlar para pasar a generar conexión?

¿Quieres disfrutar de tu adolescente?

Conexión con el adolescente.

Con los pies en el suelo, con honestidad y aceptación. disfruta de tu adolescente.

 

Talleres de Educación Respetuosa para Padres y Educadores

Virginia García

«Contigo Desenredo»

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